miércoles, 10 de marzo de 2010

El bullying de hace más de 20 años

Hola a todos!

Hace unos dias, hablaba con una amiga de una noticia de bullying que había salido en el 20 minutos, sobre una niña que tenía un déficit de atención y no iba al colegio desde hacía 17 meses por las continuas burlas que sus compañeros.

Esta amiga me dijo que no era necesario tener un déficit de atención para que esto ocurriera, podía ocurrir por otras causas, un nombre raro, una situación ridícula... Y me contó lo que le había ocurrido a ella hacía más de 20 años en el colegio, cuando solo tenía 9 años.

Entró en el colegio proveniente de otro, en 4º de EGB. En el colegio a esa edad muchos niños son un poco "chinches", van buscando a ver de quién se rien. En su clase, en concreto, muchos tenían un mote, unos más buenos que otros, algunos más simpáticos, de colegas, y otros se soltaban para hacer rabiar a la persona en cuestión. Una persona muy creativa era un tal Ramon, (que rima con Mamón), pero a nadie se le ocurrió defenderse de él.

Mi amiga comia en el cole y cuando había clase de manuales, tenía que llevar el material desde la mañana a la tarde. En una ocasión iban a hacer una lámina de cristal en la que en la parte de atrás se ponía un papel de aluminio arrugado. Cuando llegó a clase por la mañana, con el trajín del autocar y las ganas que tienen todos los escolares de salir de cualquier sitio, aunque sea para entrar a clase, se le cayó y se rompió. Una compañera que iba a comer a su casa se ofreció para comprarle otra, a mediodia. Por la tarde la muchacha vino con otra lámina y se la dio a mi amiga. Antes de entrar a clase alguien la empujó y se cayó... y ahí salió Ramón a crearle el mote de "La Pato". A todo el mundo le hizo mucha gracia, menos a mi amiga, claro. Y se enfadó, y esto hizo que a la gente le gustara más llamarla Pato y eso llegó a un momento en el que toda la clase la llamaba La Pato. Ya no se dirigían a ella por su nombre, si no como Pato. Si solo hubiera sido una simple sustitución de nombre, no hubiera pasado nada, pero era el tono, un tono despectivo. "Pato" a mi amiga le sonaba como "imbécil, gilipollas, subnormal, tonta del culo" porque el tono era ese. Claro, ella no podía más que enfadarse cada vez que la llamaban así. Ella era una niña pequeña, pero era alta y fuerte con respecto a los demás de su clase. Y se dedicó a ir persiguiendo a todos los que la llamaban así por todo el patio para darles al menos una hostia. Eso a los otros les parecía divertido, era como jugar al pilla pilla pero con más emoción, porque si les pillaba, "pillaban".

Al año siguiente, en 5º, le llamaban "La Pato" las demás clases del mismo curso. Ya no era más alta que los demás, estaba en la media. Pero ella seguía actuando de la misma manera, porque se sentía humillada cada vez que la llamaban así. Algunas amigas le decían que cuando la llamaran así no contestara y así empezó a hacer. Pero una tarde, dos compañeros la llamaron Pato y no contestó, así que se acercaron a ella y la dijeron "eh, Pato, contesta, Pato, Pato, Pato!" mientras la empujaban y la dejaban acorralada contra la pared. Ella miraba al suelo y finalmente dijo que la dejaran en paz de una vez. Y ellos, ya crecidos, la seguían dando golpecitos y ella no podía más que recibirlos, con ganas de llorar. Pero no podía permitir que la vieran llorar, porque ya era más humillación que mostrar. Uno de ellos la empezó dar tortitas en la cara, mientras la llamaba Pato, no eran fuertes, pero eran humillantes. Ella se veía achantada y humillada. Y en una de estas tortitas, le tiró las gafas al suelo... lo siguiente que recuerda mi amiga es que le entró como un calor por todo el cuerpo, como odio puro y no sabe cómo, pilló al más alto de ellos del pelo (y eso que lo tenía corto) y lo arrastró por el suelo así, sujeto, mientras lloraba gritando "¡que me dejéis en paaaaaaaz!!!!". Entró el profesor a la clase, les separó y vio al niño alto llorando en el suelo y a la niña vencedora llorando también, pero vencedora. Así que delante de todos sus compañeros la hechó una bronca, la puso sobre sus rodillas y le dio unos azotes en el culo... delante de todos. Más humillación. Se llevó a los dos susodichos al director y el director les volvió a hechar otra bronca y además llamó a sus padres para que fueran al dia siguiente. El niño alto se fue a casa con dolor de cabeza y ella siguió en clase en un intenso estado de nervios.

Cuando llegó a casa, le contó lo que había pasado a sus padres y sus padres le dijeron que era una tontería que se enfadara por ese mote. Pero eso si, se quedaron con que el profesor la había dado un correctivo y al dia siguiente hablaron con el director de este tema. Mi amiga no recuerda que hicieran algo con respecto a lo del mote y a la humillación. El año siguió su curso de la manera habitual, pero ahora la gente corría más rápido cuando la llamaban Pato.

En 6º de EGB ya todo el colegio la llamaba Pato. Desde prescolar a 8º. Y era habitual "jugar" a que te persiguiera la Pato por todo el patio para darte de leches. Si alguien se aburría en el recreo solo tenía que acercarse a mi amiga y llamarla "Pato" con aire burlón y despectivo y correr. Cada vez que pillaba a alguno, le volvía a dar ese "ataque de odio" que le había ocurrido el año anterior. Ganaba casi todas las peleas, algunas veces se tenía que enfrentar con chicos que eran unos tirillas y otras con chicos que le sacaban al menos una cabeza y encima sabían judo y cosas así. Siempre se pegaba con chicos. Ella tenía amigas, pero se fue distanciando de ellas cuando se enteraba de que si hablaban con ella con otros compañeros también la llamaban Pato, aunque ellas lo hacían como nombre de referencia y no para humillarla. Una vez llegó a dejar en el suelo a una de ellas que se enfadó por otra cosa que no tenía que ver con esto y la quiso insultar llamándola Pato. Fue la única chica con la que se pegó, y luego vino su hermano que le dio de lo lindo...


A todo esto, los profesores que cuidaban los recreos sabían de qué iba la cosa y solo intervenían para separar en las peleas, pero no se hacía nada más. Se sabía que mi amiga era una niña conflictiva. Pero en el fondo comprendían que se comportara así. Y además estaban acostumbrados, ya que las peleas se producían casi todos los dias, al menos una.

Fuera del colegio mi amiga tenía ansiedad, pensaba en morirse, lloraba por cualquier cosa. Cuando estaba en su habitación por las noches, se tumbaba en la cama y pensaba cómo morir, se recreaba pensando en tomar pastillas, cortarse la venas en la bañera, que hubiera mucha sangre en el agua, en las paredes, en el suelo, redactaba en su cabeza mensajes de despedida para sus padres. Lloraba mucho, a veces, cuando estaba en casa comiendo con sus padres, bebía agua para no ponerse a llorar, se ponía el flequillo en la cara para esconderla, y a veces no podía reprimirlo y lloraba. Y sus padres le preguntaban qué le pasaba, ella decía que no le pasaba nada, porque como se había dicho anteriormente que lo del mote era una tontería, pues no quería oirlo otra vez, era demasiado duro. Aunque alguna vez sí se lo dijo, pero la respuesta fue la misma. Igual los padres pensaban que estaba en una edad difícil y no lo tomaban demasiado en serio. Como la veían triste una vez la propusieron cambiar de centro. Pero ella no quiso, porque le parecía muy humillante irse. No quería que nadie la venciera, era orgullosa, tenía esperanza en que la situación cambiara y no sentía que fuera ella quien se fuera a ir, si no que la iban a echar de allí los gilipollas que la humillaban a diario y a todas horas.

También tenía amigas, y muy buenas, fuera del colegio. Ella solo era feliz los viernes por la tarde, los sábados y en vacaciones. Los domingos y unos dias antes de empezar el cole en verano, le venía una gran melancolía y lo más curioso es que ella no relacionaba porqué. Entonces tendría 12 o 13 años. Porque ella siempre mantuvo la esperanza de ser aceptada por los demás, o al menos ser un miembro de pleno de derecho en la sociedad escolar, y no una paria, una marginada. Ella siempre afrontaba la venida del curso con esperanza, e ilusión y pensaba que habían pasado muchos meses y que habría gente que se habría olvidado de joderla la vida y que este año sería guay, y que se lo pasaría bien en el cole. Pero no era así. Pasó otro año más, 7º de EGB y fue igual o peor, porque además le empezaron a gustar algunos chicos de vista, de otras clases, que no los conocía y cuando vio que ellos sí la conocían como "La Pato" y que para ellos ella era lo peor de lo peor, casi asquerosa, pues se sintió todavía más humillada. También le gustó un par de su clase que la trataban con más respeto, aunque la llamaran Pato, pero ni de coña querían nada con ella. Así que decidió que nada de chicos.

En 8º, mi amiga se cansó de luchar. Ella se avergonzaba de que ese año a un niño más pequeño que ella, quizás de 2º de EGB que se llamaba Santiago, la venía a insultar recurrentemente hasta que le pego una patada en la cara y le tiró al suelo. El niño recibió ese dia, pero siguió insultándola hasta que un dia le pilló por banda y habló con él. Le preguntó porqué la insultaba y el niño le dijo que porque todo el mundo lo hacía y le dijo que como le volviera a oir insultándola le iba a matar. Lo debió de decir con suficiente cara de odio y le debió de aterrorizar, porque no lo volvió a hacer más. Cada vez que la veía se iba corriendo realmente asustado. También se avergonzaba de haber pegado a su propio hermano una buena paliza porque la llamó Pato una vez en la parada del autobús. Su hermano era más pequeño que ella. Y algunos de los compañeros de autobús le dijeron que era una abusona. Más tarde reflexionó sobre ello y pensó que igual tenían razón, que de abusada también podía ser una abusadora. Que odiaba tanto que no veía qué odiaba y a quién odiaba y que se estaba conviertiendo, si no lo era ya, en una hija de puta tan grande como aquellos que la humillaban.

No podía más... por aquel entonces, habían montado una biblioteca en la clase y dejó de salir al patio para leerse todos los libros durante los recreos. El tutor de la clase vino un dia y dijo que tenía que salir al patio, que no podía dejarla en clase, que se tenía que integrar y ella le contestó que ya había intentado integrarse bastante y que lo único que había conseguido es pegarse con todo el colegio y encima ser humillada. Que estaba cansada y que pasaba buenos momento leyendo. El hombre insistió un poco más pero al final la comprendió (y sobretodo comprendió que no podía arrastrarla por la fuerza al patio) y la dejó leer tranquilamente.

Llegó el viaje de fin de curso y mi amiga se planteó ir o no. Por un lado no le apetecía que la jodieran durante el viaje, y por otro pensó que solo era un curso de 4 clases los que iban a ir (ya no era todo el cole) y no todos iban, y que era un hito en su vida y en la de cualquier adolescente irse de viaje una semana con el cole. Algunas coleguillas de clase la convencieron, que era una pena que no fuera, que no se lo perdiera. Y al final fue. No estuvo nada mal, se lo pasó bien, era otro rollo, no solo la dejaron en paz, si no que además parecía integrada realmente. Había conseguido lo que tanto ansiaba por fin. Pena que ya el curso terminaba y al año siguiente iría al instituto donde ya no volvería a ver a ninguno nunca más.

¿Que le quedó a esta chica? Pues baja autoestima, ansiedad crónica, ideas de suicidio, también crónicas, ansiedad cuando estaba con un grupo de gente (más de 2 personas, a parte de ella) que hacía que se pusiera agresiva y parecía muy borde. Un comportamiento "marginatorio", es decir, aunque en un grupo ella no estuviera marginada, se comportaba como si lo estuviera, lo que hacía que finalmente se la marginara. No en la misma escala que cuando estaba en el cole, menos mal, pero contaba menos en el grupo que los demás. No se atrevía a mostrar su verdadera personalidad, que bueno, ella es buena gente y sociable al fin y al cabo.

En mi opinión, igual tenía que haber cambiado de colegio cuando se lo propusieron, porque tardó unos 10 años en superarlo, cuando ya estaba terminando la universidad, gracias a que finalmente fue al psicólogo y al psiquiatra, por sus ataques de ansiedad. Si no le hubiera ocurrido todo esto, igual hubiera afrontado otros problemas de su vida de otra manera y seguro, seguro que hubiera sido mucho más feliz durante esos años. No es que fuera una infeliz, pero muchas inseguridades y comidas de olla se las hubiera ahorrado.

Gracias a Dios, consiguió tener buenísimos y abundantes amigos que aún conserva. Y he querido, previo permiso, que todo el mundo sepa cómo lo pasa alguien en esta situación. Y sinceramente, no veo cómo se puede hacer para cortar lo del bulling. Ella no se suicidó pero sí lo han hecho otros. Los padres no saben, si no se les informa, pueden pensar que algo va mal, pero por lo menos en este caso, que se esté en una etapa adolescente, cuando los hijos se vuelven bastante extraños, entorpece una posible investigación. Los profesores, no pueden castigar a todo el colegio. No se me ocurre qué podrían hacer. Igual a alguien que lea esto sí se le puede ocurrir. Yo pienso que todo es cuestión de educación. De enseñar empatía en clase, que la gente se ponga en el lugar del que es humillado constantemente. Eso haría que no se produjeran más casos así, y como muchos otros.

En cuanto a mi amiga, bueno, ella actualmente disfruta de una vida plena y feliz y piensa que a pesar de todo ha tenido mucha suerte, siempre ha tenido esperanza en la vida y es muy positiva, y aunque tiene reservas al contar esto, cree que es posible que sirva para algo a alguien. Y sabe que hay amigos que lo van a leer y van a saber que es ella porque hay un par que estaban por ahí y a otros se los ha contado.

Esa amiga, soy yo.